Ubicada en una ladera de Mijas, esta vivienda unifamiliar transforma el terreno inclinado en una oportunidad para mirar, vivir y enmarcar el paisaje. El proyecto gira en torno a un gran patio abierto donde la piscina se convierte en el protagonista: no solo como espacio de disfrute, sino como un elemento arquitectónico que traza un marco visual hacia el entorno natural. La arquitectura aquí no impone, sino que define vacíos espacios exteriores que se sienten íntimos, pero conectados con el horizonte. Cada volumen, cada línea, se piensa para abrazar el paisaje y traerlo hacia el interior.